Dice uno de esos geniales y casi siempre acertados refranes españoles que: Más vale maña que fuerza. La fuerza la representan grandes en horas bajas como McLaren, Renaul, Ferrari y BMW, mientras que la habilidad y el saber hacer lo ilustra con brillantez Brawn GP.
La escudería británica que se inventó Ross Brawn tras la desaparición de su casa matriz Honda va a toda velocidad hacia la leyenda. El récord de carreras ganadas por un mismo piloto son los 13 triunfos de Michael Schumacher en 2004, y de carreras ganadas por un equipo son las 15 de McLaren en 1988 con Ayrton Senna y Alain Prost. En ambos casos puede situarse en la cima histórica. De momento, Button, tras ganar en Mónaco, lleva cinco de seis y quedan 11.
Ha habido coches míticos como el McLaren de Senna y Prost en 1988, el Ferrari de Schumacher en 2001, 2002 o 2004, el Benetton de Schumi en 1995, el Williams de Mansell en 1992, el Matra de 1969 y el Tyrrell de 1971 de Jackie Stewart o el Lotus de Jim Clark en 1963 y 1965, y Brawn GP va camino de entrar en esa leyenda.
Fernando Alonso, quien más sabe en España de ganar en Fórmula 1, avisó tras la segunda carrera del potencial del dúo de monoplazas de Brawn: "Pueden ganar todas las carreras que quedan. Es como si estuviesen jugando en otra división. Cuenta con unas soluciones muy precisas e innovadoras y todo ello lo convierte en un coche muy competitivo. Decir que el secreto es únicamente el difusor es una completa tontería. Es una excusa barata".
El bicampeón mundial no ahorra elogios hacia la escudería heredera de Honda: "Simplemente Ross Brawn ha sido el que mejor ha hecho su trabajo. El Brawn no es sólo su difusor. Es un todo, muy bien diseñado, aerodinámicamente perfecto, con los alerones mejor trabajados de la parrilla y con soluciones imaginativas".
En diciembre, Honda se vino abajo y se despidió de la F1 pero Ross Brawn luchó para aprovechar el ingente trabajo de diseño, fabricación y experimentación realizados durante 2008. El 9 de marzo se descubrió el nuevo equipo en los tests de Montmeló. Era un monoplaza blanco, impoluto, sin interés de nadie por patrocinarles. Ahora son más de 25 las empresas que quieren el lugar que tomó Virgin en la primera carrera del Mundial.
Ross Brawn, pese a la autoridad aplastante, es prudente, aunque se reconoce favorito para el título: "Tenemos personal y presupuesto para ser campeones, pero yo no pienso de esa manera. Nosotros vamos a intentar ganar carreras una a una. Tenemos una gran pareja de pilotos y hemos sufrido una dolorosa reestructuración de la empresa que está detrás de nosotros y todos están involucrados en lo que puede lograrse. Soy optimista. Llevamos una gran inercia, el resto depende de nosotros".
En la parrilla, además, todos saben que Brawn tiene aún cartas escondidas. No ha presentado más mejoras porque no las necesitan, pero en la factoría británica de Brackley tiene más soluciones aerodinámicas y mecánicas para aumentar otro puntito la calidad del monoplaza.
La clave del éxito del equipo es la pericia y habilidad de Ross Brawn para interpretar las revolucionarias normas de 2009. Mientras los grandes equipos se empeñaron en desarrollar el KERS, con una media de unos 90 millones de euros gastados, Ross Brawn se centró en trabajar en la aerodinámica de sus monoplazas. Aprovechó los dos cotizados túneles de viento que tenía Honda y en mayo de 2008 decidió que el Honda de esa temporada no tenía solución y que debía trabajar en el de 2009. Brawn era el delegado técnico de la Asociación de equipos ante la FIA y sacó un provecho inmenso de su información, que asegura compartió con el resto de la parrilla pero que decidieron desaprovechar.
Su trabajo fue tan eficaz que, de hecho, en las primeras cuatro carreras en Oceanía y Asia no cambiaron ni una sola pieza, mientras sus competidores se afanaban en desarrollar soluciones que mejoraran su rendimiento. Sólo la victoria de Sebastian Vettel con Red Bull en China, en una carrera marcada por la lluvia torrencial y por la actitud conservadora de Button, que prefirió no arriesgar y puntuar, ha evitado el pleno de la escudería británica.
» Fuente: Marca
La escudería británica que se inventó Ross Brawn tras la desaparición de su casa matriz Honda va a toda velocidad hacia la leyenda. El récord de carreras ganadas por un mismo piloto son los 13 triunfos de Michael Schumacher en 2004, y de carreras ganadas por un equipo son las 15 de McLaren en 1988 con Ayrton Senna y Alain Prost. En ambos casos puede situarse en la cima histórica. De momento, Button, tras ganar en Mónaco, lleva cinco de seis y quedan 11.
Ha habido coches míticos como el McLaren de Senna y Prost en 1988, el Ferrari de Schumacher en 2001, 2002 o 2004, el Benetton de Schumi en 1995, el Williams de Mansell en 1992, el Matra de 1969 y el Tyrrell de 1971 de Jackie Stewart o el Lotus de Jim Clark en 1963 y 1965, y Brawn GP va camino de entrar en esa leyenda.
Fernando Alonso, quien más sabe en España de ganar en Fórmula 1, avisó tras la segunda carrera del potencial del dúo de monoplazas de Brawn: "Pueden ganar todas las carreras que quedan. Es como si estuviesen jugando en otra división. Cuenta con unas soluciones muy precisas e innovadoras y todo ello lo convierte en un coche muy competitivo. Decir que el secreto es únicamente el difusor es una completa tontería. Es una excusa barata".
El bicampeón mundial no ahorra elogios hacia la escudería heredera de Honda: "Simplemente Ross Brawn ha sido el que mejor ha hecho su trabajo. El Brawn no es sólo su difusor. Es un todo, muy bien diseñado, aerodinámicamente perfecto, con los alerones mejor trabajados de la parrilla y con soluciones imaginativas".
En diciembre, Honda se vino abajo y se despidió de la F1 pero Ross Brawn luchó para aprovechar el ingente trabajo de diseño, fabricación y experimentación realizados durante 2008. El 9 de marzo se descubrió el nuevo equipo en los tests de Montmeló. Era un monoplaza blanco, impoluto, sin interés de nadie por patrocinarles. Ahora son más de 25 las empresas que quieren el lugar que tomó Virgin en la primera carrera del Mundial.
Ross Brawn, pese a la autoridad aplastante, es prudente, aunque se reconoce favorito para el título: "Tenemos personal y presupuesto para ser campeones, pero yo no pienso de esa manera. Nosotros vamos a intentar ganar carreras una a una. Tenemos una gran pareja de pilotos y hemos sufrido una dolorosa reestructuración de la empresa que está detrás de nosotros y todos están involucrados en lo que puede lograrse. Soy optimista. Llevamos una gran inercia, el resto depende de nosotros".
En la parrilla, además, todos saben que Brawn tiene aún cartas escondidas. No ha presentado más mejoras porque no las necesitan, pero en la factoría británica de Brackley tiene más soluciones aerodinámicas y mecánicas para aumentar otro puntito la calidad del monoplaza.
La clave del éxito del equipo es la pericia y habilidad de Ross Brawn para interpretar las revolucionarias normas de 2009. Mientras los grandes equipos se empeñaron en desarrollar el KERS, con una media de unos 90 millones de euros gastados, Ross Brawn se centró en trabajar en la aerodinámica de sus monoplazas. Aprovechó los dos cotizados túneles de viento que tenía Honda y en mayo de 2008 decidió que el Honda de esa temporada no tenía solución y que debía trabajar en el de 2009. Brawn era el delegado técnico de la Asociación de equipos ante la FIA y sacó un provecho inmenso de su información, que asegura compartió con el resto de la parrilla pero que decidieron desaprovechar.
Su trabajo fue tan eficaz que, de hecho, en las primeras cuatro carreras en Oceanía y Asia no cambiaron ni una sola pieza, mientras sus competidores se afanaban en desarrollar soluciones que mejoraran su rendimiento. Sólo la victoria de Sebastian Vettel con Red Bull en China, en una carrera marcada por la lluvia torrencial y por la actitud conservadora de Button, que prefirió no arriesgar y puntuar, ha evitado el pleno de la escudería británica.
» Fuente: Marca
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